(cheun rume)

 

20100322

Santiago en cien palabras

Después de bajarse por la ventana de esa micro naranja, se metió raudo a la Escuela Militar. Conforme se iba hacinando el vagón con esas personas sin sonrisas, con ese calor que da sueño y con los olores de la tarde, se sucedían lentamente las estaciones insoportables de este país. Comenzó el joven a pensar en el cáncer que los oprimía y en las carreteras destruidas. Después de empujar a estos ciudadanos inconcientes que no lo dejaban respirar, poniendo un pie en la ansiada libertad, gritó ante la mirada inexpresiva de quienes lo ignoraban "¡Biobío Independiente!". Y nunca más volvió.

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