(cheun rume)

 

20101023

Segismundo

Qués la vida? un frenesí.
qués la vida? una ilusión.
una sombra, una ficción
& el mayor bien es pequeño:
que la vida es sueño
& los sueños, sueños son.

20101017

La trucha y el caballo.

Estaba un día de verano el caballo bebiendo de un calmo riachuelo. Vio entonces una trucha poco más allá que se desfiguraba por nadar aguas arriba.

"Pero, ¿qué haces trucha?"- Preguntó el caballo. "¿Por qué te esfuerzas tanto en nadar contra la corriente? ¿Acaso no ves que no avanzas?"

La trucha lo miró de reojo e hizo una mueca de desprecio.

"Mira caballo, no te metas donde no te han llamado." Respondió con seguridad. "Si dejo de nadar, seguro que me arrastra la corriente y termino anda tú a saber dónde."

Los enormes ojos vacíos del caballo se abrieron todavía más detrás de sus anteojeras y relinchó:

"¿Pero qué puede pasar? Bajarías por todo el país, por la falda de la cordillera, por los campos sembrados de oro, por las selvas australes, los cerros antiguos y por los humedales prolíferos hasta llegar al enorme océano donde podrías descansar y pasear a tus anchas."

"¡¿Pero y te parece poco?!" - Grito alarmada la trucha - "Llegar a disolverse en un océano, donde cada gota de agua es tan insignificante como la que tiene al lado. ¡No señor!"

Sin comprender aún, el caballo siguió bebiendo el agua cristalina mientras agitaba la cola para espantar las moscas.

"Si no nadase, además, seguramente moriría en alguna cascada, aplastada contra las rocas como un insecto. Ahora sólo dependo de mi esfuerzo para seguir viva, sólo de mi sudor para alcanzar las nieves eternas."

"Está bien" - dijo el caballo que se dio la vuelta para seguir pastando un poco más allá. Si no hubiera sido vendado por los hombres, el noble animal habría visto que efectivamente aguas abajo el dócil riachuelo se convertía en furiosos rápidos. Y habría notado también cómo la trucha se deformaba inútilmente bajo la fuerza del agua en sus hombros, a la misma velocidad a la que transcurría esta conversación.

20101011

Camino a casa

Un día que iba caminando por ahí, pensaba lo siguiente:

"Qué será de tu bella sonrisa, ahora que otro la marchita. Qué serán de tu blanca mirada y tus azulados ojos. De tu cabello rubio vistiendo tus hombros. Qué será de ti ahora que ya no te puedo tener?"

Y lo pensaba así sin siquiera pensarlo, mientras caminaba con los ojos cerrados por las calles. Qué digo caminar. Mientras flotaba por las calles, mientras como esquiador suizo me impulsaba entre las personas a una velocidad sin par. Mientras me deslizaba por intrincados recovecos en dirección a mi tranquilidad.

En una esquina un rayado llamó mi atención. Justo al costado de una enorme construcción que ya no existía, junto a un vacío nunca antes percibido, estabas tú en la muralla otra vez. Ya desconozco las calles por donde tantas veces he caminado sin caminar, he pensado sin pensar y he sentido sin darme cuenta si quiera. No recuerdo qué existía en ese enorme espacio que hoy se erige en una cuadra por siempre derrotada. "Qué se ama cuando se ama?" me susurraba la pared olvidada de una frutería mientras leía "-autos +bicis". En esa calle precisa donde nos encontramos una vez, tú y yo, perla infantil, botón de rosas, rayo de sol, tú en mi mente y yo en la acera sin darme cuenta.