a mi Oma y a mi Opa
Una once de pan con letras
y de palabras con palta.
La hora del té perpetuo
diaria y de cinco a seis
para combatir con razones
al miedo primordial,
al pecado original.
Unos huevitos revueltos
con las ideas despilfarradas.
Comiendo kuchen de cuentos salvajes,
con manjar discursivo,
con miel de fábulas,
¡con mermelada de alcayota!
El mantel es robado de un altar.
Las palabras se remecen blancas,
como las nubes en la caña,
como la leche de la cordillera.
Con un queque de colores,
una tostada con almíbar,
una bóveda de galletas de miel
y el trinar suave
de las migas del volantín.
La lluvia primaveral
combate con premura
al verano que se mete por la ventana.
Caen con el verbo el pecado original
y este miedo primordial.
1 comentario:
Me recordó a las tarde de té en mi casa de adobe, en el campo, con las tías abuelas presentes junto a la olla con dulce de alcayotas y atardeceres de miel y yuyos amarillos.
Eres adorable.
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